Convento de monjas bernardas de Fuencaliente

(Hoy sus sucesoras residen en aranda de Duero.)

Fue fundado el año 1175 por Dña. Urraca, señora de las Torres y vasallos de Avellaneda, con el título de Nuestra Señora del Valle de Fuentearmegil.

Era esta piadosa señora viuda de D. Martín Lope de Haro, de quien procede la casa de Avellaneda. En 1176 tomó la fundadora el hábito de cisterciense en este convento, que dependía del Real Monasterio de las Huelgas de Burgos. Sus familias descendientes le favorecieron y le destinaron para su sepultura. Allí fueron enterrados D. Diego López de Avellaneda y su mujer, Dña. Toda de Guzmán; también lo fueron, entre otros, D. Lope Díaz de Avellaneda y Dña. Aldonza Díez de Fuentearmegil.

El año 1550 fue destruído por un incendio y el espléndido y bondadoso obispo
Sr. Acosta lo reedificó casi en su totalidad; pero el obispo D. Sebastián Pérez (1582-1593),
considerando que este monasterio de mujeres iba quedando en despoblado y, por lo tanto, expuesto
a robos y desmanes, ordenó, de acuerdo con la Abadesa de las Huelgas, que las religiosas
desalojaran el edificio y se trasladaran a Aranda, y que también se llevaran allí los restos de los
fundadores y favorecedores del monasterio que en él habían sido sepuntados.

¡Sic transit gloria mundi! ¡Quién había de decir a estos linajudos y grandes Avellanedas, a estos Lope de Haro, a estos Guzmanes, que eligieron en vida estos apartados y sólidos recintos de santidad para que sus cadáveres reposaran durante siglos en espera de la resurrección universal, que a estas fechas ya no habría monjas en este convento, que cantaran con arrullos de paloma al Señor, ya no habría edificio, y sí solamente cuatro solitarios y ennegrecidos paredones que fueran como testigos de aquella fe ardiente del medievo y recordatorios de aquellos caballeros dechado de la reciedumbre, hidalguía y valor castellanos, que expusieron su vida luchando contra el moro en las Navas de Tolosa, Sevilla, Baeza!…

También quedan por allí otros recuerdos del tiempo viejo, como son unas tapias, ruinas de la iglesia parroquial del despoblado de San Juan de Cañicera, en término de Fuentearmegil.

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