Marcos Esteban aborda aquí el enorme trabajo de resumir la Historia milenaria de nuestros pueblos, consiguiendo el difícil equilibrio de ser riguroso en la exposición y al mismo tiempo presentarla de una manera sencilla y de fácil lectura para todos los interesados en conocer un poco mejor nuestros orígenes, que en muchas ocasiones ayuda también a explicarnos lo que hoy somos.
La historia de nuestros pueblos es verdad que no se diferencia mucho de la de tantos otros, pero es precisamente esa importancia de lo pequeño que resulta representativo de lo más grande lo que nos hace identificarnos con todos aquellos que vivieron en condiciones parecidas a las que padecieron nuestros antepasados y que también lo mismo que ellos encontraron el modo de liberarse de la opresión finisecular conquistando los derechos y la dignidad que como hombres y mujeres les correspondía, libres y dueños de sus tierras y su trabajo.
Como en tantos otros casos, también nosotros tuvimos un benefactor con sus raíces familiares entre nosotros que puso en marcha la palanca capaz de hacer posible lo que sin su intermediación habría rayado prácticamente con lo imposible, y su memoria perdura a lo largo del tiempo en los descendientes de quienes lo hicieron.
Sin duda, la conmemoración en este año 2024 del centenario epopéyico de la enajenación del territorio del Coto Redondo de las manos aristocráticas que lo retuvieron durante siglos. bien merece la oportunidad de poder leer este extraordinario resumen que publicamos hecho por Marcos Esteban, a quien queremos agradecer su esfuerzo y la dedicación de su tiempo. Si nuestros abuelos pudieran verlo, Marcos, ellos también estarían agradecidos y orgullosos de que sigamos valorando su hazaña y acordándonos de ellos.
Estas tierras estuvieron habitadas desde tiempos remotos, como lo atestiguan distintos restos hallados. En ellas estuvieron los arévacos, lo ocuparon los romanos, posteriormente los visigodos, durante varios siglos los musulmanes, finalmente reconquistado por los reyes cristianos y pobladas por gentes venidas de diferentes lugares y de los propios habitantes y descendientes de los que lo habían ocupado en otros tiempos.
Testigo de estos remotos tiempos y de distintas épocas históricas son el viejo castillo de Fuentearmegil, la pequeña puerta califal descubierta en la iglesia , el artesonado mudéjar de su iglesia, las estelas medievales, el Rollo de los siete sillares de piedra, fechado en 1540, los restos del monasterio cisterciense de de Fuencaliente y la suntuosa villa romana de los Villares en Santervás.
En la actualidad constituye el municipio de Fuentearmegil, formado por el propio pueblo de Fuentearmegil y aldeas, Fuencaliente, Santervás y Zayuelas. Pertenece a la provincia de Soria desde 1833, partido judicial de Burgo de Osma, se encuentra dentro de la Comunidad Autónoma de Castilla y León desde el año 1983 y de la Comunidad Europea desde 1986, por pertenecer al reino de España. Con anterioridad al año 1833 perteneció a la provincia de Burgos y al partido judicial de Aranda de Duero.
A medida que avanzaba la reconquista, era necesario asentar población en los territorios conquistados. La línea del Duero marcó durante muchos años la frontera entre la zona conquistada cristiana y musulmana.
Estos territorios pasaron con frecuencia, alternativamente, de unas manos a otras durante los siglos X y XI, según las victorias o derrotas de uno u otro bando, reinos cristianos de Castilla y León o musulmanes del Califato. En el 912 tanto Gormaz como Osma se encuentran ya en territorio cristiano.
La superficie conquistada era muy grande y la población muy escasa. Cuando se fue asentando el dominio de los reinos de Castilla y León, al tiempo que se iba pacificando y estabilizando era muy importante además de asegurar el dominio del territorio que estuviera ocupado, de ahí la importancia de la repoblación, que se fue produciendo con gentes venidas de otros lugares, seguramente de la parte norte, Cantabria, Asturias y País Vasco.
La primera repoblación de la cuenca del río Duero, que se realiza entre los años 850 y 975 va a seguir este tipo de organización: todas las tierras abandonadas pasan a ser propiedad del Rey, integrándose en su patrimonio. Así, el rey se convierte en propietario de todas las nuevas tierras que se van a repoblar en los siglos IX y X.
Las tierras conquistadas se cedían para su dominio y defensa a nobles y señores, junto con los colonos que se iban asentando en ellas. Los señores prestaban protección y defensa en este territorio y los colonos, que no tenían nada como propio, contribuían con sus rentas al bienestar y riqueza de los señores, tributos para la corona y diezmos y primicias para la iglesia.
La existencia de estos señoríos tienen como origen la concesión por parte del rey, de tierras, títulos y privilegios, como pago por los servicios de armas o por la fidelidad al rey, en el caso de las posesiones eclesiásticas, (monasterios y obispados), como donaciones o dotes como señal de su creencia en Dios, adhesión y fidelidad a la iglesia, reparación por sus culpas y con la esperanza de estas donaciones sirvieran para su salvación eterna.
Según Juana Hernández Crespo la procedencia del “Coto Redondo de Fuentearmegil” se remonta al siglo XII, siendo rey de Castilla Alfonso VI, quien nombró a su sobrino D. Nuño García Garciaz o Garcés de Aza, Primer Señor de Fuentearmexil y San Esteban de Gormaz y Señor y Conde de la Villa Fortaleza de Aza .
Su hijo D. Pedro Núñez Fernández se casó con Dª. Elvira González de Lara, hija del Conde Gonzalo Nuñez de Lara, repoblador de Osma por designación y voluntad de Alfonso VI y teniente de dicha ciudad y sus aldeas. En virtud de este enlace los Señoríos de Fuentearmexil, Osma y San Esteban de Gormaz quedaron vinculados en 1159 a los linajes de Aza y Lara.
El último señor de Fuentearmegil y los pueblos que forman el municipio, además de Fuentearmegil, (Fuencaliente, Santervás y Zayuelas) seguramente fue María de Zúñiga Avellaneda y Pacheco, (1570-1630) 18º señora de Fuentearmegil VI Condesa de Miranda del Castañar, II Marquesa de la Bañeza.
Otro señorío fue el monasterio de Ntra Sra. del Valle, señorío de abadengo. Monasterio fundado por D. Urraca de Avellaneda, quien a la muerte de su esposo Martín López (1124-1170), tomó los hábitos religiosos y profesó como monja cisterciense. El monasterio y las posesiones se constituyeron haciendo uso de las rentas y donaciones obtenidas tras el fallecimiento de su esposo.
Este régimen de señorío termina el 19 de diciembre de 1564, cuando Gaspar Durango, consejero de Castilla, funda el Mayorazgo1 de Fuentearmegil con sus lugares de Zayuelas, Santervás y Fuencaliente. A partir de este momento el Coto Redondo fue pasando por herencia de unos nobles a otros, hasta que en 1924, los vecinos del concejo lo compraron al Conde de Adanero y marqués de Castroserna, D. Álvaro María de Ulloa y Fernández-Durán, XI Conde de Adanero y VIII Marqués de Castro Serna, casado con María Cristina de Haro y Chacón.
La forma de organización territorial era el alfoz2 (2). El de Fuentearmegil sería uno más de los muchos que existieron, formándose en la época de la repoblación. Estos primitivos núcleos fueron de muy pequeño tamaño. Lo formaban las tierras, pueblos y gentes de un territorio. Los alfoces menores estaban formados por varias familias que poblaron un territorio. Estos a su vez formaban parte de otros mayores, en este caso podría ser el de San Esteban de Gormaz. Muchos de estos pequeños alfoces fueron desapareciendo, como sería el caso de San Juan de Cañicera, Ribalba, Santuy, Miranda.
Al hablar de población, cada época tuvo sus características. Los datos antiguos son aproximativos, ya que no hay censos comprobables. En cuanto a las aldeas del coto, hemos de pensar inicialmente que en cada aldea (alfoz) no habría más que unas pocas familias. De cuando hay datos más fiables , sobre 1600, en los pueblos del coto había 72 vecinos en total entre los 23 de Fuentearmegil, 11 de Fuencaliente, 13 de Ribalba, 13 de Zayuelas y 12 de Santervás, ya en 1753, serían 100 familias.
En 1787,según el censo del Conde de Floridablanca, contaba entonces con 488 habitantes. En 1842 contaba con 132 hogares y 546 vecinos.
A 1 de enero de 2010 la población ascendía a 237 habitantes, 132 hombres y 105 mujeres. Fuentearmegil 120, Fuencaliente del Burgo87, Santervás del Burgo 40 y Zayuelas 96.
El momento de mayor población hubo fue en el año 1950 en el que había como población de derecho 1212.
Fue a final del siglo XIX y principios del XX, cuando empezó a crecer la población de una manera significativa.
Para una más completa información de la situación ver: https://www.foro-ciudad.com/soria/fuentearmegil/habitantes.html
Si consideramos la población total española, se estima que desde el año 500 hasta 1500, vivirían en España, como máximo, unos 5 millones de habitantes, que poco a poco fueron aumentando hasta 1857 en que comenzaron los censos que podemos llamar del I.N.E, en esa fecha ya había 15 millones.
Hemos de pensar en que las expectativas de vida eran cortas, que las muertes que se producían al nacer y primeros años de infancia eran muy corrientes y abundantes, que la muerte de las mujeres al dar a luz se producían frecuentemente, que de vez en cuando había alguna peste que mermaba la población, que las enfermedades, al no haber remedios eficaces se llevaban a mucha gente, que hubo muchas guerras. Que la alimentación era deficitaria, de simple subsistencia, poco variada. Todas estas circunstancias hicieron que la población apenas creciera. Lo que a nivel general ocurrió en el país, sucedió en el Coto.
Cuando se formó el Reino de Castilla la organización territorial y social fueron las Merindades, sobretodo en la zona norte del Duero, en cambio en la llamada Extremadura se organizó mediante las Comunidades de Villa y Tierra, que tuvieron otro régimen más favorable para los intereses de la población.
El territorio de Fuentearmegil y sus aldeas pertenecía a la Merindad Menor de Silos, que era la más extensa de Castilla , abarcaba 122 poblados y tenía una superficie de 4197 Km. cuadrados, repartidos entre la Rioja, Soria . El regidor en nombre del rey era el Merino.
Posteriormente, con los Reyes Católicos y el reinado de los Austrias (siglo XVI), las merindades se transformaron en otro tipo de organización judicial y territorial. Formó parte de Castilla la Vieja, junto con las provincias de Burgos, Soria, Segovia y Ávila, perteneciendo en ese momento a la provincia de Burgos.
Fue en el siglo XVIII cuando se modifica el reparto territorial de Castilla la Vieja asignándola las provincias de Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia, con límites distintos de los actuales, ya que no existían ni la provincia de Santander, que pertenecía en su mayor parte a la de Burgos, ni la provincia de Logroño, integrada casi por completo en las provincias de Soria y Burgos. Por otro lado, parte de la provincia de Guadalajara estaba incluida en Soria y algunas comarcas, que actualmente pertenecen a Toledo, pertenecían a la provincia de Ávila.
Es en el siglo XIX (1833) cuando Javier Burgos, realiza la división actual de provincias. Es a partir de este momento cuando comienza a pertenecer a Soria. La nueva reorganización de Castilla la Vieja queda formada con las provincias de Burgos, Soria, Segovia y Ávila, Palencia, Santander y Logroño. La localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja, partido de El Burgo de Osma.
Desde 1983, cuando comenzaron las Comunidades Autónomas , el municipio de Fuentearmegil, sigue integrado en Soria, provincia que pertenece a la CCAA de Castilla y León.
Los vecinos de este coto eran vasallos del señor que poseía la propiedad del Coto, no tenían ninguna propiedad ni de tierras ni de casas, las mejoras que hacían pasaban a la propiedad del señor o el noble, labraban y pastoreaban la tierra a cambio de unas rentas impuestas por el señor y unos tributos e impuestos reales.
Durante bastantes siglos, a lo largo de esta historia fueron como unos 34 señores o dueños diferentes, sus habitantes vivieron en unas condiciones precarias de siervos, súbditos y/o colonos, sin derechos, casi en estado de esclavitud, ya que ni casas ni tierras eran suyas, sometidos siempre al arbitrio y voluntad del señor o dueño del coto o su representante, que podían juzgar y disponer libremente de personas y bienes, imponiendo leyes, normas y estipulaciones más o menos estrictas, según su talante, voluntad y/o grado de humanidad que cada uno de ellos tuviera. Poco tenían que hacer frente al poder de señores y dueños, esta era una relación de poder y gestión desequilibrada , los unos tenían la propiedad, la riqueza y la administración de justicia y los colonos la fuerza del trabajo, la sumisión y el vasallaje que se les imponía sin posibilidad de cambiar su posición social ni acceder a la propiedad.
Como digo, este estado histórico de sometimiento, no duró un corto período, sino que se extendió desde el siglo XI, en el que se concedió el señorío de Fuentearmegil y sus aldeas o alfoces a Nuño García y Castilla, hasta 1924 en que los vecinos de estos cuatro pueblos que formaban el Coto Redondo, compraron a D. Álvaro María de Ulloa y Fernández-Durán, XI Conde de Adanero y VIII Marqués de Castro Serna, casado con María Cristina de Haro y Chacón
Sin lugar a duda hubo litigios por el derecho de uso y labores de tierras particulares o de uso común, o abusivos contratos que se realizaban con los dueños del Coto. Así lo atestiguan diferentes hechos.
Cuando terminó lo que se consideró señorío y comenzó la posesión del Coto como mayorazgo, declarándose dueños del Coto y tomando posesión del mismo con todos los derechos, terrenos y casas que lo formaban se formalizaron unos contratos de arrendamiento con el Concejo de Fuentearmegil, como figura en 1861 cuando nueve vecinos del Concejo de Fuentearmegil firmaron un contrato de arrendamiento con D. Valentín Rozas, apoderado del Sr. Conde de Adanero de las 5.310 obradas de tierra incluyendo en ellas la finca “Bosque de la Laguna Hermosa».
Sucesivamente se fueron renovando los contratos de arrendamiento de seis en seis años, los firmaban y negociaban una comisión de 4 vecinos de cada pueblo, los cuales subarrendaban a los demás las fincas, si bien las Iglesias casas rectorales y huertos parroquiales las cedía el Conde al uso de la Iglesia sin que por ello obtuviese retribución alguna, pero pagando en conjunto por lo demás los arrendatarios que se establecían, que oscilaron, desde 800 fanegas a 2050 anuales, la mitad de trigo y la otra mitad, de centeno más la contribución total de la finca, que en el último arrendamiento ascendía a más de 5.000 pesetas, al Estado.
A medida que se renovaban los contratos de arrendamiento, las condiciones y exigencias de los arrendamientos empeoraban, exigiendo cada vez mayores rentas, a las que se unían los tributos estatales y los diezmos.
La renta se depositaba en el lugar que disponía el dueño, trasladándose donde así lo decidía.
Los contratos revelaban cual era la situación de los vecinos. Nada era suyo de cuanto en fincas rústicas y urbanas había en el Coto de Fuentearmegil, ni la casa en que vivían, ni los propios estercoleros de sus ganados, y si se hacían mejoras era por cuenta de los vecinos, si se construían nuevas, con la autorización del Conde, todas las mejoras y construcciones de nuevos edificios quedaban de la propiedad del Conde.
Ni un solo vecino o colono podía cazar, por lo que los que lo hacían eran considerados furtivos.
Se exponen a continuación para reflejar la situación de explotación, servilismo y desamparo, algunas de las cláusulas del contrato.
Cláusula 14.
Las tierras de labor han de ser abonadas por los arrendatarios con la previa condición de que los estercoleros y basuras que se produzcan dentro del “Coto” han de invertirse necesariamente como abono del mismo, sin que puedan extraerse para ser empleadas en fincas particulares. Los infractores serán multados y no tendrán derecho a reclamar.
Cláusula 16
«Se reserva el dueño del Coto el derecho de señalar en los sitios, que no estén destinados a cultivo, los puntos más convenientes para destinar a tallares, en los que no podrá entrar ganado de ninguna clase hasta que lo crea conveniente el Sr. Conde o su Administrador.
Tienen obligación los arrendatarios de sembrar de la clase de semilla que el dueño designe para la repoblación del arbolado.
Los tallares se usaban también en tiempo de elecciones, para controlar el voto de los arrendatarios que debía ajustarse a lo indicado por el dueño o administrador. En caso contrario se les negaría el pasto a sus ganados
Cláusula 25.
El Sr. Conde se reserva el derecho de permitir la construcción de palomares por parte de los arrendatarios; en caso de autorizarlos, debían abonar por ellos una cantidad al año, tal y como lo hacían con los ya existentes.
En concreto, la generalidad de las cláusulas de los contratos comenzaban por un «no podrán los arrendatarios» para concluir con esta «el Conde puede hacer cuanto le convenga sin limitación alguna», y terminaba “El Sr. Conde puede hacer cuanto le convenga sin limitación alguna”..
Esta era la situación de servilismo en la que se encontraban estos colonos, era angustiosa. Aunque vinieran años calamitosos las rentas no se perdonaban, así se llegó hasta 1924
-Los cuarenta años transcurridos entre 1885 y 1924 han quedado grabados como una de las temporadas con rentas más abusivas y mayores estrecheces y necesidades padecidas.
Estos datos los aporta D. José Pablo Romero, sacerdote descendiente de Santervás por línea materna y de Zayas de Báscones por parte de padre, quien fue el artífice principal en la gestión de la compra del Coto al Marqués de Adanero. Don Pablo conocía la penosa y sangrante situación de los habitantes del “Coto Redondo de Fuentearmegil”, donde estaban ubicados los pueblos de Fuencaliente, Fuentearmegil, Zayuelas y Santervás, y del estado socioeconómico en el que se desenvolvían, de la insuficiente producción para cubrir las necesidades más elementales , de la explotación a la que estaban sometidas aquellas pobres gentes, de que la tierra no les pertenecía y la producción de su esfuerzo, sudores y sacrificios se la llevaba las rentas que se pagaban al Conde y los tributos estatales, de las condiciones insanas y pobres viviendas, en fin de las condiciones infrahumanas en las que se desenvolvían sus vidas sin expectativas de mejora.
La venta a los vecinos no se efectuó hasta el 2 de abril de 1924, siendo señor de los dos títulos nobiliarios , Álvaro María de Ulloa y Fernández Durán, casado con María Cristina Ramírez de Haro y Chacón, diputado por el distrito de Santa María de Nieva en 1919.
Era este conde de Adanero y marqués de Castro Serna, además de propietario del coto referido, beneficiario de un censo de 3.000 pts. de capital y 90 de réditos anuales en Aranda de Duero, sobre la mitad de una casa en la calle Empechada nº 11. En Arandilla poseía un censo perpetuo de 4.830 pts. de capital y réditos anuales de 35 fanegas de pan por mitad de trigo y cebada, constituido por el concejo y vecinos de Arandilla que gravitaba sobre tierras de 48 fanegas de sembradura.
La compra, con todo el sacrificio y esfuerzo económico que representó, fue el final de un tiempo de miserias y el principio de una época de prosperidad en la que cada uno era dueño de las tierras que araba, de los corrales de sus rebaños y de sus casas.
Esta situación de explotación no sucedió únicamente en el Coto Redondo, eran muchos los pueblos españoles que vivieron situaciones similares en las que la tierra era propiedad de unos pocos y fueron vasallos o súbditos. Esta situación fue cambiando a lo largo del siglo XIX y XX en que se fueron liberando de este servilismo.
A partir de 1924 se abrió un tiempo de progreso, subiendo su calidad de vida, lo que les permitió afrontar en mejores condiciones los avatares de la Guerra Civil y las penurias motivadas por el conflicto bélico que se alargaron hasta bien entrados los años cincuenta.
Así, aunque más tardía y lentamente, nuestros pueblos fueron evolucionando, creciendo y mejorando, saliendo de este subdesarrollo al que por fuerza se vieron sometidos.
La economía del Coto Redondo tuvo una base fundamentalmente agraria, complementada con ganadería como en tantos lugares de Castilla. Fue una economía cerrada de intercambio de productos, de subsistencia y autoabastecimiento.
A mediados de los sesenta se hizo la concentración parcelaria que introdujo la mecanización agrícola, reduciéndose la necesidad de la mano de obra con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo que llevó a muchos jóvenes y no tan jóvenes a buscarse la vida fuera del pueblo, comenzando una fuerte emigración a las grandes capitales y al extranjero en busca de mejores expectativas personales y familiares.
El trabajo de la tierra ha quedado en manos de muy pocos, una mayoría de vecinos que viven hoy en día son de una edad avanzada edad, Desde el último tercio del pasado siglo, como consecuencia de la emigración, se han ido despoblando, siendo hoy de los pueblos, que por desgracia, forman parte de lo que viene llamándose la España vaciada.
A pesar de ello, los años que han pasado desde 1924, año de la compra del Coto Redondo fueron años en los que aumentó la producción y riqueza, fue un tiempo de progreso. Cada vecino pudo cultivar los terrenos de su propiedad y disfrutar de los beneficios obtenidos con su esfuerzo y trabajo, permitiéndoles alcanzar mejores condiciones de vida, a pesar de las dificultades que siguieron, como consecuencia de la guerra y posguerra , posibilitando que sus hijos pudieran acceder a una posición de bienestar que hubiese sido impensable de haber seguido sometidos al estado que mantuvieron durante tantos siglos.
El centenario de la compra del coto (1924 – 2024), es una fecha para celebrar y recordar lo que ha sido parte de la historia de esta tierra y del importante hecho que significó la compra por parte de nuestros padres o abuelos. Oímos contar a nuestros antepasados el sacrificio que supuso la compra con el poco dinero que había y fuimos testigos y participantes del enorme trabajo y esfuerzo que tuvieron que realizar para laborar aquella tierra con los pocos medios que había.
Los que somos los descendientes de los que protagonizaron aquél hecho, queremos dar las gracias a todos los que con sus penalidades, esfuerzo y decisión, hicieron posible que hoy vivimos en libertad y en otras condiciones que nada tienen que ver con las a ellos les tocó vivir.
- El mayorazgo era una institución que forma parte del derecho civil y que permite mantener la propiedad de determinados derechos o bienes en el seno de una familia. Las Cortes aprobaron el 27 de septiembre de 1820, en tiempos de Fernando VII, un decreto de supresión de todos los mayorazgos. La abolición de señoríos tiene lugar , de 4 de febrero de 1837. La Segunda República, supuso el final del último residuo feudal que todavía tenía vigencia en España en 1931. ↩︎
- En esta primera época de la repoblación, la división administrativa era lo que conocemos por alfoz. El alfoz era un territorio más o menos grande de extensión que dependía directamente de un castillo o fortaleza, -o de una aldea superior con un castillo-, y la autoridad ejecutiva era la figura del tenente del castillo. Más tarde esta figura del tenente pasará a llamarse merino. ↩︎
Excelente trabajo.