UNA DE LETRAS

-Abuelo, ¿dónde me has puesto la bici? – Pues mira hijo, principiando las Carnestolendas la subí a la taina uncimera, a esta mano de la puertacochera, ande el quicio, hay un talanguero sujeto por dos tentemozos tapando dos serones, en el primero hay unos zanganillos nuevos para los galgos, ten mucho cuidado a ver si los vas a varciar, en el que está arrepegao a la pader hay unos piales y unas albarcas nuevas que me rozan un poco en lo bajero las calandracas, a ver si se van dando. Justo detrás esta la media y el celemín con unas cayás de roble que se están secando y mojonera con ellos esta la bici arreguzá en la manta de tapar las alubias, atá con unos ñudos bien pretos, no hay punto de comparanza que con esos pexiglases que la tenías. Y ya que vas al corral me sacas el ubio y las colleras para uncir los machos que, mañana bien de mañana, quiero ir al prau a tirar unas navesanas con el arado para echar el abono, pero déjalas al lau de la puerta, no atrampes el arroyocalle. Cierra bien la puerta, que miente una mejinina y sino se mete tol cierzo que me malada todo. Anda que está tarde me duele el lomo que no me puedo ni acachar, estoy como un águila estropeá de un tiro, como un santocristo a media ladera, que no tengo ganas ni de bajar a la bodega a por un cuartillo vino pa cenar.

Esta es una conversación, que si eres de la zona del Burgo, puedes haber tenido con tus abuelos o tíos hace bien poco. No es esperanto ni hay lapsus calami, aunque parece que hay más distancia con esos vocablos que entre la Tierra y Marte. Palabras que desaparecen cuando desaparece su cometido.

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