LOS TRES MENDIGOS

Hay cosas, que no se borran de la memoria
aunque los años, me han cambiado para bien.
Cada paso en mi camino, sigue la historia
y el pensamiento, vive con frecuencia en el ayer.

Ricos y pobres, los ha habido y así continuara
y a quien le ha faltado incluso, un trocito de pan
que para no morir de hambre, se dedico a la mendicidad
yendo de casa en casa, a pedir la buena voluntad.

Recuerdo al famoso Maximino de “Cubilla”
que frecuentemente, a Fuentearmegil visitaba.
Con un Ave María su llamada era sentida
y con gratitud recibía, todo lo que se le daba.

En un andrajoso saco, llevaba sus pertenencias
y cuando hacia frio, se refugiaba en un corral o la“Tejera”.
Hacia un pequeño fuego para asar las patatas con paciencia
reposando, para reponerse y poder seguir la carrera.

En las noches de invierno, en casa de un vecino era alojado
pues el “pobrero” del pueblo, por orden de lista lo hacia
y a la orilla del fuego cenaba con la familia que le había tocado
los que después le llevaban a un cercano pajar donde dormiría.

Así pasaba la vida, de un pueblo a otro para sobrevivir.
Era humilde, de buen corazón y muy popular,
con sus gestos o palabras, a veces nos hacia reír
y lo aceptaba todo, con un trato familiar.

También de vez en cuando, venia Isabel que era de Berzosa.
No lo hacía tan frecuente como el Maximino
quizá en la señora, la necesidad no era tan menesterosa
pero, como cualquier necesitado, se le respondía con cariño.

Nota importante: Maximino e Isabel tuvieron una buena cena
a cuenta, de una conocida familia de Santervas.
Con astucia robaron una joven y nutrida borrega
que su carne, fue asada y comida hasta el final.

Al enterarse los propietarios, se armo un gran follón
acercándose al lugar donde ocurrió tal acontecimiento
y no los asaron a los dos…..por conocimiento y pura compasión
pero por ganas… Jamás entraron en dicho pueblo ni por el pensamiento.

Todo esto, ha sido vivido, siendo yo un niño
aunque los recuerdos, te llegan cuando menos te l
o esperas. Hoy me ha venido a la mente, la vida del mendigo
que por desgracia no se ha acabado, es actual y verdadera.

El nombre del tercer mendigo que me refiero, hasta mi no llega
solo escuche su mote, que era… “El tío Cucharreno”.
Su pueblo natal era Alcubilla de Avellaneda
y acortando el mote, le llamaban abuelo “Cucha”, sus nietos.

¡Pobre hombre! Tenía en la frente, un bulto o tumor
que tan solo mirarle, te hacía sentir compasión o pena.
Una fecha del año muy especial, al hombre le tocó
cenar con nuestra familia, el día de Nochebuena.

La mendicidad, no deshonra a ningún necesitado
y que eso puede pasar a cualquiera, familiares o am
igos así como en este escrito que sencillamente yo lo he cont
ado. Recuerdos de un ayer, de… Los tres mendigos.

Un comentario

  1. En aquellos años a los mendigos que citas y que yo recuerdo(Maximino – Isabel) se les tenía un cierto recelo pero se les ayudaba a sobrevivir porque eran buenas personas.

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