La España vaciada (4). Despoblados históricos del Alfoz de Fuentearmegil

A lo largo de la Historia en nuestro término municipal hubo muchos pueblos que fueron desapareciendo con el tiempo y hoy son sólo el nombre de un paraje, un relieve del terreno o una ermita solitaria en medio del campo. No sabemos el motivo por el que quedaron vacíos, pero de cualquier modo, conocer el destino que les tocó sufrir nos podría servirnos para tratar de adelantarnos a la fatalidad del futuro y que con el paso de los siglos todo lo que es el Coto Redondo no sea sólo un erial visitado por turistas atraídos por la torca de Fuencaliente, el estudio de nuestro ecosistema arbóreo o la singularidad del nacimiento de nuestros ríos, buscadores de yacimientos arqueológicos como el de Los Villares de Santervás o interesados en el arte románico o mudéjar que custodiamos.

El Alfoz de Fuentearmegil dependió de la provincia de Burgos hasta 1833, y también pertenecía a él lo que hoy es Santa María y Muñecas, hasta que se hizo la reorganización de las provincias como las conocemos ahora y nos incluyeron en Soria por estar más cerca que Burgos.

Está documentada la existencia de cinco pueblos que fueron despoblándose hasta convertirse en tierras de labor que todavía conservan el nombre que tuvieron:

– La Hoz. Está en el término de Muñecas, junto a la carretera que va a Guijosa. Hay restos de edificaciones.

– Miranda. En el entorno de la ermita del Cristo de Santa María de las Hoyas. Pudo ser el centro municipal, y es probable que la causa de su extinción fuera un incendio que sólo dejó de pie la iglesia. Se conserva una sentencia por desavenencias de lindes entre Fuentearmegil y Miranda del Pinar en 1461.

– Ribalba. Un paraje nos recuerda el lugar donde pudo estar el pueblo, entre los caminos que salen de Fuencaliente hacia Quintanilla de Nuño Pedro y Guijosa.

– Santuy. También en Fuencaliente. Hay un paraje que se llama El Santillo, y la tradición oral conserva memoria de que en tiempos hubo una ermita.

– Viñarás. En término de Santa María. En 1978 se descubrió un cementerio olvidado y los cimientos de casas.

Algunos hijos de nuestro pueblo hablan también de lo que pudo ser el poblado de Cañicera, y de restos arqueológicos humanos hacia la confluencia de los ríos Cejos y Perales. Muchas veces los nombres de los parajes parecen sugerirnos asentamientos antiguos por la toponimia que ha llegado hasta nuestros días, y es probable que un estudio sistemático del terreno podría descubrir la existencia de otros muchos sitios que habrían estado habitados y por distintas razones dejaron de estarlo.

Es urgente actuar con eficacia y conseguir frenar la deriva que nos aboca a seguir los pasos que llevaron a la desaparición de tantos y tantos pueblos llenos de vida, porque de seguir así en cincuenta o cien años, que en perspectiva histórica es un suspiro, la mayoría de los pueblos de Soria y de la España vaciada que tienen menos de mil habitantes pasarán a ser yermos desiertos o, en el mejor de los casos, tierras de cultivo.

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