La España vaciada (2). Más de 120 pueblos de Soria en peligro de extinción.
El siglo pasado trajo una etapa de prosperidad importante para los pueblos pequeños, que hasta entonces habían estado como ignorados por los poderes públicos centrales, pero también provocó una brecha irreversible en la evolución de nuestras costumbres y nuestra forma de vida que en principio parecía que iba a estar llena de ventajas pero a la larga hemos podido comprobar que el empuje del progreso se ha llevado por delante todas nuestras tradiciones y nuestra cultura, que probablemente sean difíciles de recuperar y queden sepultadas en el olvido para siempre.
Lo cierto es que de los 183 municipios que hay en Soria, más de 120 corren el peligro de desaparecer antes de que nos demos cuenta si no se toman medidas urgentes para evitarlo.
En toda la provincia sólo hay unos pocos Ayuntamientos en condiciones de desarrollo sostenible: Golmayo, Almazán, Olvega, El Burgo, Agreda, San Esteban, Arcos de Jalón, San Leonardo, Duruelo de la Sierra y Covaleda, a los que podríamos sumar Vinuesa y Berlanga, aunque ahora mismo ninguno de estos dos últimos llega a los mil habitantes. en todos los demás hay cada vez menos gente y, lo que es más serio, la edad de casi todos ellos está por encima de los sesenta o setenta años, lo que nos hace pensar que, de no cambiar la cosa, cada vez habrá más casas vacías y más tierras sin sembrar. La tendencia puede llegar a ser imparable.
En estos momentos Soria capital tiene algo menos de cuarenta mil habitantes, y sólo Almazán y El Burgo están raspando los cinco mil. Le siguen Olvega, San Esteban y Agreda con alrededor de tres mil. Golmayo y San Leonardo tienen dos mil, y después están Arcos de Jalón, Covaleda y Duruelo, que tienen algo más de mil personas en el censo.
Los pueblos del Coto Redondo de Fuentearmegil, según aparece en el Anuario-Guía de Soria y su Provincia, a principios del siglo XX contaban con 1.016 habitantes, que hoy en día nos parece poco menos que increíble teniendo en cuenta la línea descendente que nos ha llevado a la situación actual. En los últimos cuatro años hemos pasado de tener casi doscientos a los 180 que somos ahora, y barruntamos que en los próximos años seguirá empeorando.
La situación en la que han caído nuestros pueblos, que es la misma que están sufriendo todos los pueblos del interior que pertenecen a la España vaciada, es la prueba del fracaso de todas las políticas de ordenación territorial y desarrollo rural hechas hace cuarenta o cincuenta años con la promesa de que saldríamos del abandono en que nos tenían y que alcanzaríamos la modernidad y el bienestar. Al final, no han servido absolutamente para nada porque no consiguieron frenar el éxodo masivo de los jóvenes, de familias enteras que se vieron obligados a buscarse la vida fuera porque las políticas agrarias no garantizaban ni de lejos la posibilidad de vivir en los pueblos en condiciones mínimamente comparables a las que lo hacían los que vivían en las capitales de provincia.
¿Qué nos espera en e siglo XXI? Soluciones hay muchas. Sólo nos falta que los responsables políticos se decidan a cambiar los planes de desterritorialización de los pueblos y apuesten por el futuro de las zonas rurales, que es invertir en el futuro de la tierra sostenible, que es el futuro de todos.