La España vaciada (15). Es la tierra de Soria árida y fría

Antonio Machado puso a Soria en el centro de la geografía poética de España dándole el protagonismo lírico que siempre había merecido.

También pasaron unos años por Soria entre otros Gustavo Adolfo Bécquer y Gerardo Diego, escribiendo algunas de sus páginas más memorables reflejando sus vivencias en nuestra tierra. Es muy larga la lista de escritores y escritoras nacidos o foráneos, como Ramón Menéndez Pidal, Pío Baroja, José García Nieto, Dionisio Ridruejo, Julián y Javier Marías, Sánchez Dragó y muchos otros a los que no nos podemos referir con detalle para no extendernos más de lo razonable.

La llegada a Soria de personas sin relación previa con ella suele producirse por alguna obligación ineludible o alguna conveniencia anecdótica, como la obtención de un puesto de trabajo o la realización de un proyecto de investigación sobre nuestras costumbres, nuestros trajes tradicionales o nuestra música y nuestra poesía popular.

Si nos centramos en la peripecia de Antonio Machado, sabemos que se decantó por el Instituto de Soria entre otras opciones que le parecieron peores cuando ganó una plaza como profesor de Francés para alumnos de bachillerato, y estuvo desde mayo del año 1907 hasta agosto de 1912 en que pidió su traslado a Baeza después de la muerte de su mujer.

Machado había nacido en Sevilla y vivido en Madrid hasta los 32 años, y su vinculación con Soria no había existido nunca, ni tampoco probablemente conocería el modo de vida en una capital pequeña alejada del bullicio de las ciudades cosmopolitas.

Sobreleyendo su poesía más nuestra percibimos la soledad y la desolación de sus primeras impresiones: «Es la tierra de Soria árida y fría. Por las colinas y las sierras calvas, verdes pradillos, cerros cenicientos… La tierra no revive, el campo sueña… El caminante lleva en su bufanda envuelto cuello y boca, y los pastores pasan cubiertos en sus vuengas capas.»

Machado habla poco de personas, y cuando lo hace no se refiere a la eficacia de su trabajo, al progreso de su modo de vida ni a sus afanes culturales. Machado describe sierras yermas, sembrados raquíticos y rebaños de ovejas escuálidas.

El poeta que más habló y más recordó a Soria en sus poemas, en realidad habla de la Soria desangrada por la dura diáspora de sus habitantes obligados a salir fuera en busca de una oportunidad para su bienestar como ciudadano y el mejor futuro para sus hijos.

Podemos decir que Antonio Machado, hace ya más de un siglo, supo poner por escrito los términos exactos del problema que soporta la España de interior, a la que empezamos llamando «España vacía» y hemos afinado más calificándola como «vaciada» remarcando la existencia de fuerzas poderosas externas con fuertes intereses económicos capaces de provocar desplazamientos demográficos que producen el desequilibrio entre territorios.

Terminamos con un poema precioso de Gerardo Diego dedicado al río Duero, en el que encontramos el mismo tema de olvido y abandono que inspira toda la producción literaria soriana de Antonio Machado y cuantos escritores y escritoras han hablado de nuestra tierra:

Río duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja.
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
no quiere ver en tu espejo
Su muralla desdentada.

Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada.

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