Ya está disponible el número 24 de la Revista Cubía, el boletín anual del Grupo Espeleológico Edelweiss.
En ella incluimos dos artículos relacionados con la comarca de la Ribera del Duero, las Tierras de Pinares y Tierras del Burgo. Con la intención de dar a conocer la riqueza espeleológica de estas comarcas.
En el primero artículo recopilamos todas las menciones a dicha torca desde el Siglo XV hasta el siglo XIX. Donde a través de su importancia en documentos de deslindes del siglo XV, nos acercamos a los despoblados y los pueblos que anteriormente conformaban las comarcas de la Ribera del Duero, Tierras del Burgo y Tierra de Pinares. Y donde se recupera su verdadero nombre, «La Torca de Ledigo».
También incluimos como su aspecto místico la llevó a ser protagonista de una leyenda del romanticismo del siglo XIX.
En el segundo artículo recopilamos las menciones a su primer descenso en 1908, documentadas en los periódicos de la época, realizada por Saturnino Rupérez y Valentín Viñarás, dos lugareños de la comarca, quienes con el afán de esclarecer qué había ocurrido con los restos del guardia Antonio Puente, los llevó a convertirse en dos pioneros de la espeleología y del espeleosocorro, descendiendo una gran vertical de 50 m.
También recopilamos cómo es mencionada en importantes catálogos espeleológicos y geográficos del siglo XIX y las distintas topografías que a lo largo del siglo XX se han realizado de la Torca.
Gracias, Pedrete, por escribir estos dos artículos publicados en el número 24 de la revista Cubía sobre la torca de Fuencaliente del Burgo.
Pedrete, es decir, Pedro Carazo es de Arandilla, apenas a unos kilómetros de nuestros pueblos, es Técnico Deportivo de Espeleología, Barrancos y Vías Ferratas. Organiza rutas turísticas de espelología dentro de Guía de Turismo Activo de Pedrete Guiados, y es miembro de los espeleológicos Edelweiis y del Espeleosocorro Cántabro, participando en el rescate de personas.
nos llena de satisfacción tu puesta en valor de la torca, resaltando los descensos que se han hecho a ella a lo largo de la historia.
Seguro que a los descendientes de Saturnino Rupérez y Valentín Viñarás les llenará de orgullo la consideración de la epopeya que protagonizaron en 1908.