En el año había tres meses que marcaban el destino de los mozos que entraban en quintas. Vamos por partes. Estas historias que voy a contar pasaron hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Comenzaban a primeros de Febrero, cuando el Alguacil del Ayuntamiento y del Juzgado de Paz se presentaba en los domicilios de los mozos que el año anterior habían cumplido 20 años, entregándoles una citación para que se presentasen el tercer domingo de febrero en la Secretaría del Ayuntamiento a las 10 de la mañana, para efectuar el reconocimiento médico, peso y talla, y comprobar la afiliación, verificar por el medico si eran útiles para prestar el Servicio Militar, salvo las alegaciones que pudiera hacer el mozo.
Una vez terminado el acto, El señor Alcalde, mejor dicho el Ayuntamiento, daba unos duros a los ya quintos para fiesta. Estos solían comprar un Cabrito que lo sacrificaban uno de los dueños de las dos tabernas que había en aquellos años, preparando la Gran Comida. Creo que los de las tabernas se alternaban cada año.
Por la tarde noche se organizaba baile en la Casa Pueblo, aunque si era tiempo de Cuaresma había que pedir permiso o dispensa al señor Cura, que unos años daba consentimiento y otros no, yo creo que dependiendo de cómo se encontraba de estado anímico. Cuando me tocó a mí, ya no había párroco en Fuentearmegil porque había fallecido y le sustituía el de Fuencaliente, por lo que no tuvimos problemas para hacerlo. El baile era muy ameno y divertido, como no podía ser menos, además de muy concurrido porque había mucha juventud. Esto corresponde al mes de febrero.
Se pasa la primavera, el verano, y llega el Otoño. En la segunda quincena de noviembre, en los Gobiernos Militares y las Cajas de Reclutas se realizaba el sorteo. En aquéllos años había en el Principado de Andorra una emisora de radio, «Aquí Radio Andorra. Sección de Discos Dedicados», que, previo pago, podían escucharse canciones dedicadas a los quintos. por ejemplo: «Para Antonio José, de Soria, por la buena suerte de que no le ha tocado ir a África, de su Novia, de sus Padres, sus amigos y vecinos. En aquellos años, una parte de los quintos iba destinada a la África Ecuatorial y a la Occidental Española: El Aaiún, Sidi Ifni, Villa Cisneros. Otros iban a las plazas del norte de África, como Tetuán, Ceuta, Melilla, Alhucemas, Xauen, Larache o Tánger. Había dos pequeños grupos para las Islas Canarias y las Islas baleares. La mayoría éramos destinados a la V región militar de la Capitanía General de Zaragoza, muchos a Huesca, Jaca, Sabiñánigo, Canfrán o Rioseta.
En el mes de Marzo del año siguiente, el aguacil llevaba a los domicilios de cada uno las notificaciones con los destinos, debiendo presentarse dentro de las tres primeras semanas del mes en la Caja de Reclutas de Soria para su incorporación a los destinos correspondientes, Armas y Cuerpos.
Una vez recibida la notificación. Los quintos se juntaban en sus respectivos pueblos para despedirse unos de otros antes de incorporarse a filas, celebrándose unas extraordinarias meriendas en las que no faltaba el vino, los cafés y las copas de Terri, Veterano, Soberano y Las Cadenas. En una palabra: bien servidos.
Y por fin llegaba el día de la marcha. Nuestras Madres creían que nos íbamos a la guerra. Qué llantos. Qué aspavientos de dolor. Como no podía ser menos, también las novias lo pasaban mal, pero eran mas discretas, y el dolorcillo se lo guardaban muy dentro.
Por fin se pasaba el tiempo del Servicio Militar, y nos daban La Cartilla Verde, con la Licencia. Qué alegría. Qué alborozo en los cuarteles. Pero más se alegraban nuestros padres, porque ya tenían al mozo en casa para las labores de la siega y lo demás.
En aquellos años, en todos los Frontones de los pueblos se podía leer en letras grandes frases que dejaban memoria de los quintos de la generaciones sucesivas:
VIVA LOS QUINTOS DEL 54.
VIVA LOS QUINTOS DEL 61.
VIVA LOS QUINTOS DEL 66…
Gracias Mariano por el relato.Lo recuerdo tal cual lo cuentas.A mí me tocó ir a Melilla.Hay un detalle que no me coincide: cuando nos licenciaban a nosotros nos daban una cartilla blanca ,creo recordar y no verde como cuentas,que era con la que pasábamos la revista en años sucesivos hasta la licencia total o absoluta.