Conmemoración del centenario de nuestros pueblos.

El origen de los cuatro concejos del Coto Redondo de Fuentearmegil se asienta como un árbol asienta sus raíces en la noche de los tiempos, y podemos encontrar vestigios de lo que decimos en los restos arqueológicos sobre las primeras comunidades humanas que habitaron nuestro suelo: celtíberos, romanos, visigodos, o musulmanes como el artesonado mudéjar de la iglesia de San Andrés y sus dos puertas califales que podemos ver cegadas por revocos al norte y sur de la nave…

La Historia oficial, que sepamos nosotros, no deja constancia del momento exacto en el que sus pobladores naturales perdieron el derecho a sus propiedades y pasaron al dominio de un poder forastero.

En el siglo doce ostentaba su señorío don Pedro Núñez que había heredado de su padre Nuño García los derechos nobiliarios sobre la circunscripción de Fuentearmegil. El título fue legándose a través de tramadas alianzas sucesivas dentro de la aristocracia., y a principios del siglo veinte recaía en el conde de Adanero, D. José María Ulloa y Ortega, con cuyo administrador se llevó a cabo la compra en 1924 con la intermediación muy reconocida de don Juan José de Pablo Romero representando a los vecinos.

Nadie conoció al conde ni ha quedado memoria colectiva de su nombre. Es muy posible que nunca se presentara en sus posesiones o lo hiciera de manera muy puntual si es caso que llegara a estar en alguna ocasión, y, sin embargo, su influencia maléfica condicionó la vida de los que vivían en sus propiedades sometidos a sus tributos y sus sojuzgamientos.

Lo que motivó la decisión de rescatar los derechos sobre el suelo fue la situación de extrema necesidad y miseria en la que vivían, conociendo que tendrían que hacer un esfuerzo casi sobrehumano para hacer frente a la hipoteca necesaria y poder pagárselo.

Durante este primer centenario hemos atravesado por diversas etapas, destacando entre los peores años los relacionados directa o indirectamente con la Guerra Civil que azotó España de 1936 a 1939, que trajo mucha hambre en los años cuarenta y cincuenta a muchas casas. Entre los de mayor auge estuvieron los vividos con la concentración parcelaria de 1967, que supuso un hito de progreso evidente.

En el último cuarto del siglo veinte se inició la salida masiva de jóvenes y familias completas que se iban a las capitales llevados por la aspiración razonable de mejorar sus condiciones de vida y la de sus hijos, lo que provocó el descenso acelerado de la pirámide demográfica que en las últimas décadas ha situado nuestros pueblos en niveles muy altos de riesgo de despoblación.

La conmemoración de este primer centenario debería realizarse desde la valoración y el agradecimiento a todos los que hicieron posible la recuperación de los derechos sobre nuestros pueblos contra las decisiones arbitrarias de otros, pero también con la facultad de defender el bien común de los vecinos por encima de intereses llegados desde fuera con voluntad de volver a convertir el Coto Redondo de los cuatro pueblos en un modo de enriquecerse con proyectos que pueden echar a perder todo lo que hemos ganado en estos cien años. Si nos olvidamos de la mayor riqueza que hemos recibido de nuestros abuelos, no hacemos merecimiento de lo que nos dejaron ellos.

En el año 2024 conmemoramos el primer centenario de la liberación de nuestros pueblos. ¡Honor a quienes lucharon por ello y lo consiguieron!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.