Nícalos, rileras, hongos y setas de cardo

Ir a buscar setas es un poco como ir de caza o de pesca. Lo más importante es pasar un buen rato en el campo, descansando del trabajo de cada día y pensando que con un poco de suerte detrás de una piedra o al abrigo de unas matas podemos encontrar un ejemplar que llame la atención de todos. Lo de menos es que volvamos con la bolsa llena o escurrida, aunque mucho mejor si podemos enseñarla hasta los topes y que todos abran los ojos de par en par viendo todo lo que llevamos.

-Nuestra tierra ha sido siempre muy setera y lo sigue siendo. Yo creo que hasta cada vez se dan más, según quedan de barbecho vesanas que antes se sembraban, y al haber más liego hay más sitio para que salgan. Lo que pienso que están desapareciendo poco a poco son los hongos, que antes salían en el sitio menos pensado y ahora es raro encontrar alguno, o salen donde no había costumbre de que salieran.

-Pues yo no diría tanto. y no es que no salgan, pero hay que saberse los sitios y, además, hay que entender de ellas porque todas no son buenas.

-Yo me acuerdo de una vez que encontré un hongo como un paraguas de grande y reblanco que daban ganas de comérselo allí mismo. tendría yo igual cuatro años, cinco, seis a todo tirar, y resulta que el hongo estaba en la surquera de una tierra que no era nuestra y yo no sabía si cogerlo o qué. Hasta que, cuando fui a echarle mano oí la voz del dueño de la tierra, que debía estar arándola, y salí corriendo asustado, creyendo que iba a llamar a los guardias…

Yo iba a coger setas rileras con mi abuelo a las praderas cuando era época y había llovido suficiente. Solíamos ir por la mañana, y muchas veces la hierba estaba húmeda del rocío, con lo que nos mojábamos los pies.

-Las senderinas que eran diminutas, mi abuela las cogía con una aguja y un hilo, formando largos collares de setas que dejaba secar. Una vez secas, las sacaba y las metía en botes a la espera del momento de cocinarlas. Eran exquisitas, y siempre las utilizaba para echarlas en los guisos con carnes…

-Las mejores son las de cardo, que también se llaman «del rabo a medio lao» porque es verdad que les sale descentrado, y a veces tienen forma como de hoja. Se pueden comer asadas a la plancha, pero lo normal es freírlas con mucho ajo. Si son frescas es difícil encontrar mejor cosa.

-Por aquí lo que no se daba mucho antes eran los nícalos, o níscalos, que de las dos maneras vale, pero de unos años para acá se va mucho a buscarlos. Yo creo que antes no se conocían y no se aprovechaban, pero desde que se sabe que los catalanes aprecian tanto los robellóns, que son lo mismo, han subido mucho de precio y también por aquí van a buscarse.

-Los hongos han sido de toda la vida un regalo para los pastores, que se los comían asados en las ascuas de las lumbres que hacían estando con las ovejas, muchas veces echándoles sólo un poco de sal, o sal y un chorro de aceite, o también con unos trocitos de tocino o de magro, y les estaban superiores. Los hongos vienen a ser champiñones silvestres, pero con mucho más sabor y más buenos.

En cuanto caen las primeras lluvias de septiembre, y también con los primeros soles de la primavera, se ve a la gente pasear tranquilamente por el campo como si no fuesen a ninguna parte. de vez en cuando se les nota que han visto algo en el suelo y se agachan para cogerlo. Están buscando setas.

Un comentario

  1. hola….no me parece mal la pagina si no fuese por el comentario de:lo de menos es que volvamos con la bolsa llena o escurrida….por favor en una cesta nada de bolsas…gracias.

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