Las labores del campo mes a mes

En las cuatro témporas del año

Desde hace unos años cada vez se ha ido haciendo más popular el cultivo dehuertos urbanos, o sea, la costumbre de sembrar hortalizas en espacios dentrode las ciudades. Algunas veces en cuadrados de tierra pelada en un rincón,junto a las vías del tren o en algún esquinazo olvidado entre manzanas deedificios o cruce de carreteras. Otras veces los vecinos utilizan los patios deluces, los balcones y hasta los bordes de las ventanas de sus casas parasembrar unos tomates, unas lechugas o unos repollos.

Lo cierto es que a mí no me ha sorprendido esta moda porque desde hacemuchos años venía ya haciéndolo. En mi casa, en vez de cuidar flores de jardín,como tulipanes, claveles o siemprevivas, aprovecho los pocos espaciosdisponibles para sembrar toda clase de plantas de huerta, según la temporada.Fresas en los primeros meses del año para que empiecen a dar a partir de mayo ojunio y todo el verano, tomates y pimientos por abril o mayo para empezar acosecharlos por Santiago, y, a la vez, toda clase de verduras de hoja, comolechugas, acelgas, espinacas, y también zanahorias y rábanos que, sabiéndolohacer bien, casi conseguimos cultivar el año entero para disponer de ellascualquier día, llevándolas de nuestra ventana a nuestra mesa.

Un mundo distinto es el de los bonsais, ese sistema japonés de cultivarpequeños árboles en bandejas, pero de eso podemos hablar otro día para entraren mayor detalle sobre los que tenemos nosotros mismos colgados en la fachada,conseguidos a partir de semilla.

¿Qué puede sembrarse entre febrero y marzo? Estamos en la mejor temporadapara animarnos a poner algo. En mi caso, yo acabo de llenar la barandilla delbalcón de macetas de todas las formas y tamaños, y he sembrado matas de fresas,que son muy fáciles de cultivar y resultan muy agradecidas, sorprendiéndonoscasi todos los días a partir de finales de primavera con alguna fruta en supunto para llevárnosla de la planta directamente a la boca. Son mucho másdulces y sabrosas que las que nos venden en los supermercados envasadas entarrinas industriales.

He sembrado también perejil nuevo, que el que tenía estaba empezando aenvejecerse con los años y he decidido renovar la simiente. En una jardinera deesas largas tengo cebollas, un par de ellas convirtiéndose en cebolletas, y elresto de la tierra con un semillero hecho a partir de semillas de una que dejéespigar para que criara.

Por fin, están los ajos, sembrados por san Martín como manda la tradición. Unaidea buena para los que les gusten los ajetes tiernos es sembrar las cabezasenteras, una en cada tiesto, encerrándolas en una botella de plástico sin elfondo, lo que les obliga a crecer en vertical manteniendo los tallos muytiernos, que al cabo de pocos meses podemos ir empleando en tortillas, huevosrevueltos y ensaladas.

De cualquier modo, lo cierto es que la temporada de siembra cambia mucho deuna provincia a otra, y teniendo en cuenta que los que no vivimos en el puebloestamos en muy diferentes partes, es muy posible que la época que vale en unsitio no sea la mejor en otro. En todo caso, nos quedamos sólo con la idea deque, aunque vivamos rodeados entre los coches, las fábricas y la contaminaciónde las ciudades, siempre podemos guardar un rinconcito para sembrar algunaplanta de huerta, un árbol que nos recuerde los de nuestra tierra o unas matasde perejil o hierbabuena. Si nunca lo habéis hecho, ahora es el momento.

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