La España vaciada (20). Pediatras, torrendos y otras chácharas

El teleclub del pueblo está en el esquinazo de arriba de la plaza, justo en la curva de la carretera que viene de Zayuelas y tuerce a la izquierda para enderezar hacia Fuencaliente. En tiempos fue la Casa Pueblo, pero el vendaval de la modernidad la echó abajo para dar al municipio un aire más acorde con lo nuevo. A medias entre centro social y bar donde socializar con los pocos vecinos que quedan que tienen costumbre de acercarse por allí para pasar un rato pegando la hebra, hablando de lo uno y de lo otro.

-¿Te tomas una cerveza conmigo?

-La mía que sea sin alcohol.

-Qué finolis te has vuelto…

-Anda que tú… Quién te ha visto bebiendo cerveza de importación en vez de vino del porrón como toda la vida.

-No vayas a comparar el vino de la bodega con este de botella, que lo llenan de boticas para que no se avinagre en años.

Son los dos únicos clientes del teleclub en ese momento, y acercan los taburetes en lugar de seguir sentados lejos uno del otro, metidos cada uno en sus cosas.

-¿Qué te parece eso que dice la tele de que Soria se está quedando sin pediatras?

-Pues qué quieres que te diga. Yo, por lo que a mí se me acomoda…

-Eso mismo es lo que deben pensar los gobernantes, que no habiendo chicos no hace ninguna falta pagar pediatras.

Llegan las cervezas, y beben a morro apartando con la mano los vasos que tienen delante para que el otro no le haga comentarios de refinamientos.

-Cuando nosotros íbamos a la escuela había un médico para todos y no pasaba nada.

-Eran tiempos de estrecheces. Por entonces también usábamos tinteros y pizarrines, que es lo que había, y ahora llevamos todos un teléfono en el bolsillo para hablar con la otra punta del mundo cuando se nos antoja.

-Os pongo unos torrendillos, si queréis.

-Eso no se pregunta.

Llega un buen plato de torrendos recién sacados de la sartén que todavía chisporrotean algo, llenando la sala de un olor penetrante a tocino y magro fritos a partes iguales.

-Hay cosas que no cambian ni hace falta que cambien, como una buena morcilla de la matanza y estos torrenillos, o el chorizo, la costilla y el lomo de la orza, que habrán quitado quién sabe el hambre en todas las casas. Pero los tiempos han cambiado y por suerte la medicina ha avanzado una exageración desde que éramos renacuajos, y los sorianos tenemos el mismo derecho que los que viven en las capitales a tener los mejores médicos.

-Entiendo lo que dices, pero a lo mejor, si los pueblos están llenos de viejos, lo que nos hace falta es…

-Según y conforme.

-Sácanos un par de vasos de vino de La Ribera y unas rebanadas de pan de hogaza, que estos torrendos no merecen menos.

-Las cosas pueden verse de distinto modo. Queremos que los pueblos estén cada vez más muertos, o nos gustaría volver a escuchar a los chicos corriendo por las calles llenando esto de vida.

-Pues hombre…

-Pues entonces está claro. Los pueblos necesitan reinventarse, y para eso tiene que venir gente de fuera, y las nuevas generaciones se resistirán a venir a vivir aquí sabiendo que no quedan pediatras para sus hijos en la mitad de la provincia. En San Esteban falta desde hace casi quince años, y lo mismo les pasa por la parte de Agreda, por Tierras de Gómara y por San Pedro Manrique.

-Será difícil darle una solución, supongo.

-No digo que sea fácil, pero para eso están los políticos. Igual que en las capitales hay hospitales más grandes que este pueblo que cuestan una millonada mantenerlos abiertos, debería mirarse un poco más hacia las zonas que se están quedando despobladas por hacer de menos nuestras necesidades. Y la atención médica de los niños es la primera condición para que familias de jóvenes se animen a abandonar las ciudades donde emigraron sus padres cuando sobraba allí el trabajo, y que ahora podrían encontrar un modo de vida entre nosotros.

-Puedes llevar algo de razón en eso.

-Y no digo yo que no Pueda ser verdad que los mismos pediatras se quieran ir, buscando mejores puestos, pero hay formas para hacer que les resulte más interesante trabajar en sitios pequeños, como dándoles ayudas fiscales, concediéndoles subvenciones para proyectos de investigación, o el uso de la telemedicina para el control de la salud infantil…

-Vaya, que tú pondrías hasta una línea regular de helicópteros para que los pediatras vinieran de pueblo en pueblo pasando consulta.

-Más dinero se gastan en maquinaria punta para los grandes hospitales que pagamos también nosotros con nuestros impuestos.

-¿Tú piensas que los políticos quieren hacer algo de verdad por eso que llaman la España vaciada?

-Pues mira. Prefiero pensar que sí, pero si es así más les vale que empiecen a hacerlo más pronto que tarde. Por ahora nos están dejando sin pediatras.

Un comentario

  1. Eutiquio, muy buen artículo y que razónamiento tan bueno el de uno de los señores, que buen político habría sido!!!

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