Santervás del Burgo es un pueblo de los que ya han dejado parte de sus tradiciones en desuso, momentáneamente para el recuerdo mientras la vida de sus escasos 30 habitantes siga, pero quizás para el olvido una vez que éstos desaparezcan.
En una feliz época, como en tantos pueblos de la provincia, reinaba en Santervás la algarabía en las calles, pero la despoblación causada por la emigración del campo a la ciudad, hizo que desaparecieran también parte de sus fiestas y tradiciones: las fiestas del Reinado, el Día del Gallo, el Domingo Gordo, la alzada de altares en el Corpus Cristi, la típica enramada a las mozas…
De todas sus tradiciones, únicamente perviven su fiesta patronal, la matanza y la que los santervasinos consideran como una fiesta mística, mágica, algo que hace olvidar a todos los vecinos las riñas propias de labradores del «no te metas a mi linde, que me has quitao un puñao de tierra…», y les hace reunirse para celebrar el Día de la Caridad.
El Día de la Caridad es una fiesta a la vez religiosa y pagana. Se celebra, desde tiempo inmemorial, año a año, cada 1 de Noviembre, también festividad de Todos los Santos. De todos los habitantes del pueblo, ni siquiera los más ancianos recuerdan un 1 de noviembre en el que no se haya celebrado esta tradición, pues ni siquiera la Guerra Civil pudo interrumpirla debido al respeto religioso a la misma. Cuentan las lenguas que hace ya muchos años, un alcalde del pueblo intentó eliminar esta costumbre y, sin causa aparente, a los pocos días, murió su mujer. No fue esto suficiente y pasado algún mes murió también su hijo. Visto esto como un aviso celestial, nadie ha osado jamás hacer desaparecer el tradicional acto del Día de la Caridad en Santervás.
El día 1 de noviembre, la mañana comienza con una misa en la que se bendicen el pan y el vino que luego se repartirán a todos los asistentes al Acto de la Caridad. Una vez benditos, el vino y el pan se llevan de la iglesia a lo que en otros sitios llaman Ayuntamiento, y aquí no ha dejado nunca de llamarse «la Casa´Pueblo», y donde los vecinos del lugar parten las hogazas de pan sobao en cuartos y comienzan su tradicional almuerzo popular, reservado, por la dominancia de una antigua mentalidad machista, a los varones del pueblo. Allí comparten los mejores guisos que sus mujeres han preparado: pichones, pollos, liebre, bacalao…
Es tras la comida, cuando comienza el tradicional acto de la Caridad, a eso de las cuatro de la tarde, aproximadamente, y es cuando los habitantes de Santervás, acompañados por todo el que lo desee, se reunen en la plaza, alrededor de la «Casa´Pueblo» y comparten frutos secos, pan, vino, palabras y risas. Si no has ido nunca, frutos secos saldrán de las cestas de sus aldeanos para llenar tus manos y las de aquellos que allí llegan, unos de los pueblos de al lado, otros hijos del pueblo que vienen de lejos para acercarse a vivir esta tradición tan querida, tan antigua y tan esperada a lo largo del año. Todos esperan en la plaza, con sus cestas y sus jarras a recibir su ración, y como símbolo religioso de la Caridad, la Comunidad de Vecinos de Santervás del Burgo reparte a cada asistente un cuarto de hogaza de pan sobao y una medida de vino tinto de las bodegas de los alrededores.
Ya son años los que llevan Félix Cabrerizo, Antonio Romero y varios acompañantes, repitiendo el tradicional acto del reparto de la caridad por falta de sucesores en el cargo. Félix, el antiguo gaitero, reparte el pan, y Antonio, tan alegre y dicharachero como acostumbra a ser, llenará nuestros vasos de vino con que alegrarnos el cuerpo y el alma.
No olvidamos con nuestra alegría y el vino a todos los que hicieron, desde tiempo inmemorial, que esta tradición siga conservándose año a año, y mereciéndoles un respeto, rezamos al acabar nuestro rito unas oraciones por ellos, y cerrando nuestra tradición con un esperanzador «Que al año que viene nos volvamos a ver», el desolador viento del mañana vuelve a soplar en Santervás.