La vida de nuestros pueblos alrededor de 1930

La Gente

Las gentes en aquella época eran muy laboriosas, en invierno si el tiempo lo permitía, se dedicaban a traer piedra sobre todo caliza de La Rierta, picarla y hacer sillería que en su día serviría para las esquinas de la nueva casa, o para arreglar el aprisco donde se guardaba el ganado sobre todo lanar. En otoño, uno de los trabajos prioritarios consistía en proveerse de leña para pasar el invierno; se necesitaba mucho, bien fuera para cocer la comida de las personas, o el caldero de los cerdos, ya que normalmente cada vecino tenía uno o dos, que se habían comprado en Agosto, con el fin de hacer la matanza en Navidades, por este motivo las chimeneas estaban echando humo desde el amanecer hasta altas horas de la noche.

LAS VIVIENDAS

Las viviendas parecía que estaban cortadas por el mismo patrón, me estoy refiriendo a la mayoría : un pasillo a la entrada, habitación a la derecha, cocina a la izquierda, siguiendo el pasillo se llega al comedor, y normalmente, al lado izquierdo de la pieza se hallan dos alcobas, con sus correspondientes cortinas para quitar la vista del comedor. Estas viviendas en invierno eran calientes y en verano frías, el motivo estar fabricadas en su mayor parte con «adobes «, o sea ladrillos de tierra y paja muy resistentes a las inclemencias del tiempo, los tabiques de las habitaciones normalmente también, se hacen con el mismo material por la parte interior, con el mismo barro se revocan las paredes y una vez secado todo se «enjalbegan» con una especie de caolín blanco, y en el portal, dan un rodapié del mismo caolín pero rojo. Al no existir esta clase de tierra en su pueblo, se encargan algunas mujeres de los pueblos limítrofes, de proporcionárselo haciendo cambio con alubias u otro género comestible.

LAS CASAS

Las casas por lo general son de «adobes» la piedra la emplean para las esquinas o algún puntal en el centro, Cuando las labores del campo les dejan dar un respiro, se busca tierra magra normalmente cerca del pueblo, si no está hecho el hoyo de otras veces, se quita la yerba que tiene que emplear el citado hoyo, se cava la tierra que nos haría falta, con arreglo a los «adobes» que se necesitan, se llena de agua la tierra ya movida, seguidamente se echa paja un poco larga, todo unido paja y tierra se amasa con los pies, una vez que el conjunto está totalmente homogéneo, se procede con un caldero u otro recipiente cualquiera, a llenar el molde de dos o tres departamentos, que se halla cerca de donde tenemos la masa, anteriormente el molde se había rociado bien con agua, con el fin de que la masa no se pegue una vez llenos los moldes, se aprieta con las manos, y por la parte superior, se allana para que queden uniformes todas las piezas que se hagan, seguidamente valiéndonos de las asas se levanta dicho molde, quedando para que se sequen las piezas semejantes a ladrillos grandes, cuando el sol y el viento las seca por la parte de arriba, se les da la vuelta con el fin de que todas las piezas se sequen totalmente. Cuando se comprende que están aptos para el transporte, bien sea con un carro o con caballería, se llevan al cobertizo de la casa, se dejan bien apilados como ladrillos esperando que llegue el momento de su empleo, bien sea para arreglar la vivienda o hacer otra nueva.

EL VESTIR

Para trabajar en el campo incluso por la casa, los hombres llevaban pantalón y chaqueta de pana, y como prenda de abrigo en invierno, el famoso «capote» fabricado en los telares de la comarca; de tela muy tosca pero muy resistente al frío y al agua, les llegaba más abajo de las rodillas, con una pequeña abertura en la parte inferior, con el fin de poder andar sueltamente e incluso correr, las mangas eran abiertas, muy prácticas para movimiento de los brazos; y para cubrir la cabeza en caso de mal tiempo, la capucha correspondiente.

El calzado consistía en los «piugos» semejantes a calcetines, ésos si que eran de pura lana virgen procedentes de las ovejas propias, y que las mujeres, sobretodo en invierno, además de criar los hijos y hacer la comida para la familia, se dedicaban una vez lavada la lana, a cardar, hilar y seguidamente mediante unas agujas especiales, a confeccionar estos toscos calcetines llamados «piugos». Si el tiempo era malo, con nieve, barro o lluvia, se colocaban como defensa de esta primera prenda, unos «piales » procedentes de piel de cordero de los que se morían a los pocos días de nacer, ellos mismos lo curtían, y aquellos que se los sabían poner bien, una vez puestas y apretadas las «abarcas » con sus correspondientes correas, el susodicho calzado, podía hacer competencia para el fin que estamos tratando, al mejor calzado de la época.

Las mujeres casadas e incluso muchas mozas, vestían «saya» larga hasta más abajo de las rodillas, y que ellas mismas se lo confeccionaban procedentes de sus ovejas, de medio cuerpo arriba, la «chambra» abotonada hasta el cuello, las medias de lana un poco más finas que los «piugos», el calzado que usaban lo más corriente, eran las «abarcas» semejantes a las de los hombres.

El que escribe esto, Pausilipo Oteo Gómez, es de Santa María de las Hoyas, al ser en mi casa panaderos, llevábamos pan a los dos pueblos que nos estamos refiriendo, antes y durante la guerra de 1.936, por el verano hasta que no se terminaba de trillar la parva, no estaban listas las caballerías, y como cuando a mí me mandaban con una carga de pan a uno de estos dos pueblos, ya era casi de noche, y tenía mucho miedo al pasar por la Rierta que era todo bosque, por tal motivo, mi madre para contentarme, me daba dos onzas de chocolate, para que fuera más contento. En Fuentearmejil lo descargaba en casa del Sr. Secretario que le faltaba una pierna, y en Fuencaliente, en casa de la tía Petra, que tenía un mozo que se llamaba Felipe que más tarde se casó con la Marina del tío Matías. A estas dos casas iban los parroquianos a por las hogazas de pan de cinco libras, totalmente blanco, y tanto la Secretaria como la tía Petra, las apuntaban en un listón cuadrado que se llamaba tarja, tantas hogazas, tantas muescas, a Septiembre mi padre las contaban y se lo pagaban en trigo.

Girona, octubre, 2002.

9 comentarios

  1. Mi padre es nacido en su pueblo se llama Adrian de Pablo, el me dio su nombre para q me contactara con ud. ahora q ya es mayor recuerda toda esa vida en el pueblo con mucha nostalgia pero tambien con mucha alegria tiene muy lindos recuerdos q a lo largo de su vida nos a transmitido a nosotros sus hijos y la vez a sus nietos y bisnieto, espero me conteste asi le cuento a mi padre tambien quisiera saber si son de la misma edad y si han compartido momentos en el pueblo Por mi parte si tiene algo para contarme de mi padre o su hna Lupe alguna anecdota de esas q no faltan en los pueblos me gustaria mucho ,le mando muchos saludos y espero su respuesta . afectuosamente Mirta

  2. hola mi nombre es Mirta de Pablo y mi padre Adrian es nacido en Santa Maria de las Hoyas el me dio sus datos para contactarme hacerle llegar sus saludos, el siempre recuerda mucho su infancia y juventud en el pueblo con mucha nostalgia pero con alegria , me gustaria saber ya q se un conocedor del pueblo si tiene alguna anecdota de mi padre o de su familia me gustaria mucho saber el nos ha transmitido bastante pero no es lo mismo , desde ya espero su contestacion le dejo los saludos afectuosos de mi padre y propios . Mirta de Pablo.

  3. gracias, mil gracias, carla, en nombre de Pausi, a quien se debe la redacción del relato sobre la vida en nuestros pueblos en torno a 1930. es sin duda un magnífico escrito, y nunca estaremos suficientemente agradecidos a Pausi, de santa María de las Hoyas, por haberlo escrito. te doy las gracias a ti, Carla, por haber sabido valorarlo de ese modo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.