ESTA NOCHE HE TENIDO UN SUEÑO.

Esta noche he tenido un sueño, que era niña y corría por las eras de mi pueblo con el vestidito que me había hecho mi madre y mis zapatitos nuevos. La hierba fresca y las margaritas brotando desprendían frescura, vida y pureza. He despertado con el eco del sueño en el rostro pero, de pronto, según se van encendiendo las neuronas, han vuelto las nubes grises que no se separan de mi desde el día que me enteré de la construcción de una macrogranja. A veces pienso que no va a pasar nada aunque entre en funcionamiento, que todos nuestros campos, aguas y atmósferas van a seguir igual pero realmente creo que no va a ser así. Sabemos que en otros países las rechazan y están legislando en otro sentido pero aquí necesitamos muchos informes negativos y pruebas contundentes para cambiar algo que es evidente. Cuando esto ocurre lejos de tu pueblo, el problema parece menor. Igual que cuando una guerra se desarrolla lejos de tu país pero lo lejano nos afecta. Tomemos de ejemplo la guerra de Ucrania. Sembrar de macrogranjas nuestra España vaciada es una aberración, un sinsentido, un error que nos costará mucho subsanar.

Quiero que los niños que lleguen a nuestros pueblos puedan correr por los prados, disfrutar de la naturaleza, respirar aire puro y beber agua cristalina de nuestras fuentes.

Una amiga del Coto Redondo.

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